Tecnología, Entre la Comodidad y la Privacidad

En el último mes fue muy polémica la migración masiva de WhatsApp a Telegram, como consecuencia de los nuevos términos de privacidad en los que se “obliga” a los usuarios de dicha red a compartir su información con Facebook. Ante el riesgo de perder privacidad y poder “ser espiado” o que se filtre información confidencial, millones de usuarios dieron un giro total y cambiaron su preferencia a la hora de utilizar este servicio de mensajería instantánea.

Pero más allá del pánico generado, la noticia reabrió el debate sobre la delgada línea en la que se mueven este tipo de aplicaciones gratuitas. Nada es gratis en la vida, dice la famosa frase. Y así es, más en el mundo de la tecnología. Debemos de saber que si pretendemos hacer llamadas de larga distancia, enviar correos, utilizar un GPS de forma gratuita, acceder a millones de canciones, tener espacio en la nube y no pagar por nada de eso…. Es que hay algo más de fondo…

Efectivamente no pagamos con dinero. Nuestra moneda de cambio son nuestros datos personales, nuestros gustos, nuestros hábitos. Ese tipo de información tiene un gran valor para las empresas de marketing digital. Pero a su vez, es imposible vivir incomunicados y sospechando de todo lo que nos rodea, por lo que lo ideal es mantener cierto equilibrio sin dejar huella a cada paso que damos, sin convertirnos en víctimas de la paranoia.

Pocos saben que si uno tiene el geolocalizador activado, Google guarda absolutamente cada paso que uno da cada día, desde la hora exacta que salió de su casa hasta la hora de regreso, desde el tiempo que se detuvo en una cafetería, hasta cada calle que recorrió para llegar de un lugar a otro. Google así nos sugerirá un hotel en Miami porque sabe que acabamos de comprar un tiquete de avión a la Florida y nos dará notificaciones con noticias de nuestro equipo favorito de fútbol. La clave una vez más, es encontrar un equilibrio al no compartir absolutamente todo, limitando ciertos permisos a través de ajustes de privacidad, sin aislarnos completamente como en la época de las cavernas. En otras palabras, aprovechar lo bueno de la tecnología y mantenerse alerta e informado sobre como opera cada aplicación que usamos.