¿Vale la pena arriesgarse y estar desprotegido?

La mayoría de las personas conoce a alguien cercano que ha perdido la batalla frente al Coronavirus (COVID-19). Pese a esto, todavía hay muchos que no se deciden a tomar un seguro, y lo meditan largamente antes de dar el gran paso. Quizás como impulso bien valga esta frase popular: “Los seguros no se piensan, se toman; porque los siniestros no se planean, solo llegan”. Efectivamente, a veces se asocia al seguro como un gasto innecesario o con beneficios que no son tangibles.

Es decir, se paga por algo que no podemos percibir físicamente, y no todos aprecian esa sensación de seguridad que nos asiste frente a hechos que pueden afectar nuestro patrimonio, nuestras actividades o incluso a nuestra familia.

Lamentablemente, el valor sólo se reconoce después de un siniestro. En ese caso sí creemos haber hecho una excelente inversión. Por lo contrario, de no haberlo contratado nos lamentaremos el resto de nuestras vidas y desearíamos volver el tiempo atrás para tomar la decisión correcta.

Quizás lo primero que se necesite a la hora de tomar un seguro es evaluar la razón costo-beneficio que ello trae. Eso, con la ayuda de uno de nuestros asesores, le permitirá tener una cobertura a medida y a un precio razonablemente bajo. Adquirir un seguro debe ser una tarea individual que se ajuste a las necesidades y situación particular de cada persona o familia.